Hoy ha sido un día duro en la oficina, pero no quiero dejar morir el día sin reflexionar en voz alta y publicar paa quien quiera leerlo sobre algo que me preocupa y que no parece preocupar demasiado en nuestro entorno.
La orquestadísima y bien calculada sucesión de revueltas que están teniendo lugar estos días, bajo la apariencia de levantamientos contra los poderes férreos de hombres y regímenes fuertes para perseguir mayor participación en la vida pública, no son más que intentos claros de intervención y ascenso de la cúpula religiosa musulmana a los gobiernos aún no islamizados. Lo peor es oir a "próceres", sobre todo europeos y del sur de Europa más concretamente (la frontera de Occidente con estos países) que se está asistiendo a un "amanecer" democrático sin ver más allá, como una espcie de brote verde islámico (¿os suena la frase?). Dios (o Alá) quiea que no tengamos que acordarnos amargamente de esta aparente indolencia y ceguera histórica. Por lo menos, que los brotes no tengan que girarse unas cuantas veces mirando a La Meca...
La democracia es otra cosa, empieza con educación y cultura en la gente, y para eso hace falta un periodo de tiempo del que seguro no quieren disponer los "imanes" que ahora se manifiestan en las plazas bajo el paraguas de un "amanecer" democrático.
O será que nos viene mejor unos países fuertes y conocidos que más "democráticos" islámicos y antioccidentales por conocer, no sea que acabemos todos como el blog: verdes y fritos.
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