el valor de lo mío y lo vuestro

Tenemos que saber decir lo que pensamos y pensar lo que nos dicen
Sólo expresando lo que se siente sentiremos no habernos expresado antes.
Respeta lo de los demás para que respeten lo tuyo.


miércoles, 13 de abril de 2011

Con huevos...

Como ya voy siendo "maduro" (migrando a decrépito), estoy ya en la época de "salpicar" mis pequeños escritos con anécdotas y experiencias personales. Tiene el lector la posibilidad de creerse o no estas "pinceladas", aunque la mayoría son para creer, sobre todo si no se exageran en el tono o se fuerzan en la situación.
Así que os voy a contar cómo terminó la semana para mí. No había sido una semana para destacar especialmente en cuanto a mi vida social, ya que ésta no pudo desarrollarse apenas. Por eso, qué mejor que una tranquila tarde de cine y leve refrigerio posterior en un clima algo fresco al final para rematar el domingo y coger con ganas la nueva semana. Lo malo que tienen las noches de domingo es la ausencia casi total de vehículos comerciales para el tráfico de personas, racionales o no (esta acotación se revelará importante al final del relato), por lo que hay que invertir en las proximidades de mi domicilio (que no está precisamente en mala zona, dicho sea de paso, dato también importante al final del relato) una media de 10 a 15 minutos en la consabida espera.
El tercer pie de esta historia es la gente que, desesperada por haber hecho nada importante (al menos de provecho) en el fin de semana, se torna cabizbaja a sus casas (cubiles más bien, como ya se verá al final del relato), y tiene acaso una sensibilidad e irritabilidad no del todo bien encauzadas. En suma, tienen que hacer "algo" para rematar la tarde que se les ha ido ya.
La conjunción de los planetas reunió una persona cansada esperando con deseperación un taxi y mirando al horizonte, un acompañante que hacía lo mismo en sentido contrario... y un vehículo de muy baja cilindrada atestado de delincuentes de poca monta, pero...armados. Encima de gamberros, no habían encontardo oportunidad de utilizar su "armamento casero". Pero ahí estaba yo, para que 2arreglaran" un poco su fin de semana.
Cuando el semáforo ante el que se habían detenido se puso en verde, el "valiente "copiloto sacó medio cuerpo del vehículo, lanzó "algo" directamente a mi cuerpo, rió mucho por su "hazaña bélica" realizada con suma puntería y se alejaron a toda velocidad.
Cuando conseguí salir de mi asombro, y tras ver que no tenía sangre ni mancha alguna del "proyectil", vi con estupo en la acera... un huevo de regular tamaño totalmente cascado en el suelo. Sí señores, me habían rematado el fin de semana con huevos...frescos.
Alguien me puede descubrir qué pasa por la mente de alguien para salir en grupo con huevos...de corral pata tirarlos al primer incauto al que pillen desprevenido? Será objeto de otro comentario, porque este ya se debe acabar, que hace media hora que me han traído la pizza, se va a quedar fría y se hace muy tarde.

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