el valor de lo mío y lo vuestro

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sábado, 19 de marzo de 2011

Pobre y mísera de tí...

He dejado pasar algunos días para ver si se rebajaba mi nivel de indignación y también para verificar que no había nuevos argumentos de esperanza en un cambio de actitud ante la situación. Pero no ha sucedido ni lo uno ni lo otro, así que ha llegado el momento de sacar fuera y expresar mi pensamiento sobre la "catástrofe nuclear en Japón", no sea que me explote dentro.
Hace tiempo que observo que la política exterior ¿común? de Europa parece diseñada por sus antagonistas o enemigos. ¿Cómo es posible, si no, que en vez de brindarse a ayudar, a tranquilizar al pueblo nipón que acaba de sufrir un golpe tan duro, a tenderles, en suma, una mano, se dedican a pagar a tipos tan abyectos como su "ministro" de Energía y a "mirarse el ombligo" de sus propias instalaciones nucleares, por si tenemos un tsunami en Guadalajara o en Baviera?
La verdadera catástrofe, que no es nuclear, precisamente, son los miles de muertos, desaparecidos y desplazados de sus hogares, la parte de la nación que está devastada y la ingente labor de reconstrucción que les espera. El pueblo japonés SÏ que es motivo de admiración por su dignidad en el dolor y su capacidad de sacrificio y de superación.
No debemos olvidar que si hay una nación que ha sufrido de forma masiva los efectos nocivos de la radiación nuclear ésa es la japonesa. Comparar y denominar como catástrofes la tragedia que YA ha sucedido con los posibles problemas que afecten a los japoneses por la POSIBLE fuga radiactiva en un entorno de unos cuantos kilómetros es, como mínimo, injusto y desproporcionado. Que la noticia en los medios de comunicación en Europa sea la situación en los reactores (toda Europa conoce mejor el número y la distribución de los reactores de esa central nuclear que sus propias directivas en este campo) y no la labor de reconstrucción y la evaluación de daños revela la hipocresía y la poca altura de miras de los dirigentes europeos.
Y no salvo a ningún dirigente, más preocupados de sus opiniones públicas y de sus procesos electorales y de sus demagogias que de la calamidad que ha sufrido un pueblo que continuamente da al mundo leciones de trabajo, de equipo y de capacidad de superaciónen momentos dulces y amargos (¿hay que recordar la "huelga a la japonesa"?). Lo de mirarse al espejo queda para los europeos, que fueron los que inventaron a la madrastra (la que se preocupaba de saber si había alguien más guapa y más demócrata) y la que ahora le quiere tirar unos misiles a Gadaffi en defensa de los "demócratas" libios que nadie conoce siquiera si existen.
Ay Europa, pobre y mísera de ti...

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